miércoles, 25 de agosto de 2010

Humanofilia

En el momento más inocente del día, con una sonrisa en la cara y cantando a Sabina, salió de bañarse sin imaginar lo que iba a suceder. Agarró el toallón y se disponía a envolverse con él. No se percató de los pasos silenciosos que se acercaban a ella. No tuvo tiempo a reaccionar, cuando la vio ya era demasiado tarde y... zaz! La gata le lamió un pezón.




Qué desfachatez!

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